“Las nubes misteriosas acabarán por abrirse y será entonces
en ese preciso momento, cuando la verdad sea revelada alzándose desde las
colinas, la voz de la llamada”.
Enigmáticas palabras son estas pensó, ¿de verdad he podido
escribirlas? . Noche cerrada, sobre la
efigie de la cabaña, se abatía un denso humo que brotaba de su ajada chimenea. Llevaba demasiado tiempo sin escribir nada
interesante, sólo esas estúpidas frases que nada significaban.
Hacía tiempo que había decidido acudir a sitios habitados
por grandes energías, donde cada día tenían lugar sucesos que impregnaban
aquellos lugares para siempre. Así, comenzó a acudir a tanatorios, cementerios
y demás sitios, en busca de su fugitiva inspiración. Aquella vez, estaba en la casa de campo en la que tantos
fines de semana se había amado con su esposa.
“Son esos temas sobre los que escribes, absorben demasiado
de ti, cada vez que publicas un libro un trozo de tu alma parte con él,
simplemente has de descansar”. Rió, la voz de su mujer resonaba aún en su mente
mientras intentaba abrir otra botella de whisky. Gilipolleces pensó, es muy
fácil hablar cuando se está muerto, ¿verdad?
He de tranquilizarme, la hecho demasiado de menos, ella no
tenía la culpa de nada joder, ¿por qué se tuvo que ir? nada de esto tiene
sentido. Hacía dos años que su mujer había fallecido, las circunstancias de su
muerte fueron enormemente trágicas. Para la policía y la prensa, se trataba de
un claro caso de suicidio.
Lo que resulta embriagador en los suicidios, es el intento
de hallar las motivaciones que tiene cada individuo para poner fin a su vida.
Este caso era más grotesco, ya que en el vientre de la suicida, habitaba una
pequeña vida. El proceso de aceptación de una muerte en estas condiciones, para
la familia es siempre duro y arduo, en este caso lo fue más si cabe. Solo y sin
hijos, sus ganas de escribir, de ser persona murieron también con ella.
-Vamos chico, coge tu maldita pelota. Su perro no se movió, ¿ pero qué te pasa?.
Ruidos, un coche que se acerca por la carretera. Es muy extraño, ¿desde hace
cuanto que no oigo a nadie? Deben de haberse perdido.
De repente, tras un
breve periodo de confusión, todo vuelve a su cálido silencio. Voy a echarme un
rato, creo que ya he bebido demasiado como para escribir. ¡Pum, pum! por unos
instantes su corazón se paraliza, ¿han llamado a la maldita puerta?, atento
busca a su perro, sin atreverse a llamarlo, guarda un funesto silencio, ¡Pum,
pum, pum! ¿quién cojones será?.
Deben ser los turistas del coche, puede que hayan pinchado o
a lo mejor solo necesitan un teléfono para llamar, sumido en estos pensamientos
encamina sus pasos hacia la puerta, abre la mirilla y no ve absolutamente a
nadie, que extraño es esto piensa, se habrán cansado de llamar supongo.
Se gira de vuelta al salón, ¡Pum, pum, pum! Maldita sea, ¡me
estoy cansando! , ¿Quién coño sois y que queréis de mí? Silencio, nadie
contesta al otro lado de la puerta,
dirige su mano hacia el pomo, tiembla, de repente una voz familiar habla
al otro lado , sólo quiero que tengas un poco de paz, nada más.
Por unos terribles instantes, siente como su corazón deja de
latir, cae horrorizado al suelo, todo lo que creía cierto en su vida, se
acababa de desmoronar. No me puede estar pasando a mí, ya he sufrido bastante
como para soportar esto, Dios ayúdame. Esa maldita voz, ella está muerta no es
posible.
A duras penas consigue levantarse, acercándose de nuevo a la
puerta. Y ¿si de verdad se trata de ella? se pregunta y ¿sí no estuviese muerta?
No, eso es una tontería yo mismo vi su cadáver. Pero necesito comprobarlo, necesito
verla.
-Sólo estoy muerta si tú me dejas morir. Nada acaba, todo se transforma.
La voz cual susurro, procedía del salón. Se abalanzo hacia allí, a aquel tenebroso
lugar de donde manaban sus sueños. Vacío, absolutamente nadie ni nada se
hallaba en aquella estancia. Pero, ¿donde estas? no juegues conmigo, por favor.
De repente, su pie topó con algo duro,
se agachó nervioso a recogerlo. Se trataba de un libro, parecía muy
voluminoso, sacó de su pantalón el móvil y alumbró el objeto. No había fallado
en sus suposiciones, era un libro, parecía nuevo, en la portada podía verse un callejón oscuro iluminado
tan sólo por un cartel de neón, que servía para introducir el título de la obra
“El primer adiós”.
Debía de estar en las estanterías del salón. Curioso, abrió
sus páginas. El tacto de sus dedos con las hojas, provocó una descarga de
emociones indescriptibles que recorrieron todo su ser. Perplejo, sabía lo que
debía buscar. Tenía la intuición de que estaba ante algo completamente mágico.
Aquí está, año de edición Marzo de 2014. ¿Cómo puede ser
posible?, queda todavía un año para
ello. Está editado con un año de antelación, no puede ser. Temblaba, demasiadas
emociones contenidas en un instante. Rápidamente, comenzó a pasar las páginas que
poblaban el extraño libro. El estilo de escritura
era idéntico al suyo, horrorizado empezó a leer. Cuando hubo llegado al primer
capítulo, se vio obligado a detener su lectura.
Aparecía su nombre como autor del libro y estaba dedicado a la memoria
de su mujer, “sin la cual, nunca habría
podido recuperar su vieja inspiración”.
-No estoy muerta… vivo en ti. Aún me puedes crear, hazlo.
Quizás se hubiese vuelto completamente loco, o simplemente
su amigo Jack Daniel`s le estaba jugando una mala pasada, pero sentía que lo que había vivido aquella
noche, había existido de verdad fuese lo que fuese. Desde entonces, el libro
traído del mismo infierno como a él le gustaba llamarlo, se convirtió en su
mayor éxito como autor. El no lo escribió, de eso estaba totalmente seguro.