lunes, 13 de octubre de 2014

Colegio, dulces recuerdos



Mi paso por el sistema educativo desde la Primaria hasta el Bachillerato, siguió una trayectoria lineal y monótona ya que, al tener dos hermanos mayores quienes hasta su paso a la Universidad, estudiaron en el Colegio Lope de Vega –Alcalá de Henares-  mi destino, ya estaba sellado de antemano, por lo que mis huesos también dieron a parar a la misma institución, casi de por vida.

Este hecho como pueden imaginarse, marcó mi formación académica. Los profesores del hasta entonces para mí nuevo colegio, no sólo conocían a mis hermanos –famosos ya de por sí, por sus excelentes notas- sino que también, me conocían a mí y a mi fama de oveja descarriada,  sin tan siquiera las clases a ver empezado, por lo que ellos contaban ya, con una larga lista de prejuicios hacia mi persona. Para más inri, “estudiante modelo” era el calificativo más lejano para definirme, por lo que no sólo hube de aguantar la ignominia y presión de los malos resultados, sino que también, el peso de mis apellidos y de las hazañas académicas anteriormente cometidas por mis predecesores las cuales, me hundían en el peor de los fangos de las presiones.

Huelga decir, que este colegio no contaba ni conocía ningún tipo de recursos educativos complementarios como podían ser, un laboratorio de idiomas o incluso una biblioteca en condiciones –ni tan siquiera un maltrecho proyector-. Su método de enseñanza instaurado desde la E.S.O hasta el Bachillerato,  se basaba en la visión clásica del alumnado como elemento pasivo, siendo el profesor quien soltaba torrentes de información, convirtiendo las lecciones en una serie de discursos insufribles desde mi perspectiva de adolescente.  Así mismo por si fuera poco, estos amargos tragos eran complementados  con largas listas de tediosos deberes –transformando nuestros libros en complejos  galimatías-, dando como resultado a una desesperación casi existencial, ante la presión de tratar de deglutir por parte de los estudiantes, una tarea que ni de lejos se comprendía.

Esta dinámica, se veía sustentada desde la dirección, quienes se desgañitaban una y otra vez, por instruir a los profesores en el “Leitmotiv” que guiaba a la escuela; “Labor Omnia Vincit” –el trabajo todo lo vence-. Este lema de lúgubre recuerdo, irónicamente similar al “Arbeit Macht Frei”-el trabajo libera-  presente en los campos de exterminio nazis, era aplicado a rajatabla en las aulas, de tal manera que sólo aquellos estudiantes a priori “más brillantes”, podían seguir el acelerado ritmo autoimpuesto a la hora de adquirir conocimientos, cayendo el resto en un oscuro limbo educativo.

Recuerdo aquellos años –correspondientes a 1ºy 2º de E.S.O- como tiempos de desmotivación. Vagaba perdido por las aulas, camino de convertirme en otro número más en la ya de por sí, larga lista de fracaso escolar. Sin embargo, un buen día –se que parece de cuento, pero la realidad a veces supera a la ficción-  mi profesor de Conocimiento del Medio, cambió mi devenir estudiantil utilizando tan sólo, un poco de empatía y profesionalidad. Este hombre –cuyo nombre prefiero omitir- era ya un veterano de la jungla, que algunos llaman aula. Peinado en canas ya, servía como se dice en Castilla tanto para “un roto como un descosido”, me explico. Lo mismo un día, los regios directores del Colegio –ni que decir, que se trataba de un colegio concertado- le ordenaban explicarnos ecuaciones de segundo grado, como al día siguiente las oraciones subordinadas, el ciclo del agua o donde ganó Alejandro Magno sus medallas.

Así pues, esta situación que hubiese desesperado a cualquier docente –y no sin razón- repercutiendo en última instancia en la formación del alumnado, absorto ante tanto cambio de pieles de nuestro enseñante, a él -y juzgando con la perspectiva que me dan ahora los años- esta situación lejos de atormentarle, parecía motivarle más a la hora de desempeñar  su labor como educador. Más tarde descubrí, que quien ama algo con toda su alma, emprende siempre ese algo con entusiasmo ya que para él –o ella- va más allá del trabajo, es su vida entera.

Por lo tanto, en esas estaba yo, hastiado del colegio, más parecido a un Alcatraz sin rejas, cuando este profesor me llamó por mi nombre –el resto, solía hacerlo por mis apellidos como habrán supuesto-. Esto ya captó un mínimo mi atención, ya que con este sutil detalle por su parte, acababa de diferenciarse del resto de docentes. A continuación, me invitó a salir con él al pasillo. Yo aquí, -como se pueden imaginar- desconfié absolutamente de él, temiéndome un nuevo castigo y somatizando ya las futuribles represalias que aquel, tendría sobre mi persona. Nada más lejos de la realidad. Me sonrió y me habló de tú a tú, sin aquel muro de autoridad que siempre me había encontrado en la relación profesor-alumno. “Me he informado sobre ti –me dijo-,  se que tienes un gran potencial distinto al de tus hermanos, pero no por ello menor. Te reto a que lo demuestres, no a mi porque ya sé de que estas hecho, sino al mundo. ¿Te parece bien?. Venga, volvamos a la clase y no olvides lo que te he dicho, confío en ti”.

Esas fueron sus palabras y la verdad, que me sorprendieron ya que nadie hasta entonces me había dicho que confiaba en mí. Por lo que ahora era esclavo de las mismas, ya que no podía ni quería defraudarle. Y así hice, aprobé su asignatura con mucho esfuerzo y horas de desacostumbrado estudio. Sintiendo cada vez más, la llamada del saber, por conocer como se articulaba el mundo en el que me hallaba adscrito.

 Recuperé todas las asignaturas pendientes de 2º de la E.S.O que presagiaban un futuro oscuro como repetidor y comencé por primera vez en mi vida, a aprender. Hasta hoy, en el cual –quien lo diría- con un título universitario bajo el brazo, me dispongo a seguir la senda de uno de los pocos maestros, que puedo considerar como tal ya que desde entonces –y ya con algo de experiencia en esto del estudio- he encontrado de todo.
A profesores preocupados por vomitar los temas ya que así se lo exigían a él, sin valorar si se piensa, o si se comprende la historia. Profesores autoritarios, con más alma de dictador en potencia que de educador. Profesores risueños, llenos de buenas intenciones, decepcionados y cansados por un sistema educativo que les cortó la inicial alegría por enseñar. Pero maestros de verdad, he tenido la suerte de contar únicamente con dos –que ya es mucho- los cuales, me legaron más allá de los conocimientos, una enseñanza de vida. 

Sé que pueden preguntarse porque motivo no me cambié de Colegio si tan terrible era. La razón y siendo honesto conmigo mismo,  es que pasé de ser a ojos del centro, un estudiante de los de segunda clase, carne de cañón de los cursos de diversificación o “diver” como así los conocíamos nosotros,  a los de primer nivel, los llamados a hacer grandes proyectos en nuestras vidas, lo cual el trato para conmigo mejoró. También supongo que me acomodé en este peculiar estilo de enseñanza y siempre siguiendo el modelo de mis hermanos, decidí al igual que ellos, concluir mis estudios íntegramente allí.

 Así pues, la E.S.O significó para mí el motor del cambio,  el nacimiento de unas vivas ganas de aprender, el ímpetu de leer todo aquello que caía en mis manos más allá de las cuatro paredes que conformaban el aula. Y el descubrimiento –ya de forma más tardía en Bachillerato, por otra parte el periodo más divertido de la escuela- de la capacidad oculta, por expresar mis sentimientos en palabras, a veces enrevesadas, a veces claras y oscuras como el alba, de forjar poesías. Pero eso, ya es otra historia.

domingo, 6 de enero de 2013

Magia


“Las nubes misteriosas acabarán por abrirse y será entonces en ese preciso momento, cuando la verdad sea revelada alzándose desde las colinas, la voz de la llamada”.
Enigmáticas palabras son estas pensó, ¿de verdad he podido escribirlas?  . Noche cerrada, sobre la efigie de la cabaña, se abatía un denso humo que brotaba de su ajada chimenea.  Llevaba demasiado tiempo sin escribir nada interesante, sólo esas estúpidas frases que nada significaban.
Hacía tiempo que había decidido acudir a sitios habitados por grandes energías, donde cada día tenían lugar sucesos que impregnaban aquellos lugares para siempre. Así, comenzó a acudir a tanatorios, cementerios y demás sitios, en busca de su fugitiva inspiración. Aquella vez,  estaba en la casa de campo en la que tantos fines de semana se había amado con su esposa.
“Son esos temas sobre los que escribes, absorben demasiado de ti, cada vez que publicas un libro un trozo de tu alma parte con él, simplemente has de descansar”. Rió, la voz de su mujer resonaba aún en su mente mientras intentaba abrir otra botella de whisky. Gilipolleces pensó, es muy fácil hablar cuando se está muerto, ¿verdad?
He de tranquilizarme, la hecho demasiado de menos, ella no tenía la culpa de nada joder, ¿por qué se tuvo que ir? nada de esto tiene sentido. Hacía dos años que su mujer había fallecido, las circunstancias de su muerte fueron enormemente trágicas. Para la policía y la prensa, se trataba de un claro caso de suicidio.
Lo que resulta embriagador en los suicidios, es el intento de hallar las motivaciones que tiene cada individuo para poner fin a su vida. Este caso era más grotesco, ya que en el vientre de la suicida, habitaba una pequeña vida. El proceso de aceptación de una muerte en estas condiciones, para la familia es siempre duro y arduo, en este caso lo fue más si cabe. Solo y sin hijos, sus ganas de escribir, de ser persona murieron también con ella.
-Vamos chico, coge tu maldita pelota.  Su perro no se movió, ¿ pero qué te pasa?. Ruidos, un coche que se acerca por la carretera. Es muy extraño, ¿desde hace cuanto que no oigo a nadie? Deben de haberse perdido.
De repente,  tras un breve periodo de confusión, todo vuelve a su cálido silencio. Voy a echarme un rato, creo que ya he bebido demasiado como para escribir. ¡Pum, pum! por unos instantes su corazón se paraliza, ¿han llamado a la maldita puerta?, atento busca a su perro, sin atreverse a llamarlo, guarda un funesto silencio, ¡Pum, pum, pum! ¿quién cojones será?.
Deben ser los turistas del coche, puede que hayan pinchado o a lo mejor solo necesitan un teléfono para llamar, sumido en estos pensamientos encamina sus pasos hacia la puerta, abre la mirilla y no ve absolutamente a nadie, que extraño es esto piensa, se habrán cansado de llamar supongo.

Se gira de vuelta al salón, ¡Pum, pum, pum! Maldita sea, ¡me estoy cansando! , ¿Quién coño sois y que queréis de mí? Silencio, nadie contesta al otro lado de la puerta,  dirige su mano hacia el pomo, tiembla, de repente una voz familiar habla al otro lado , sólo quiero que tengas un poco de paz, nada más.
Por unos terribles instantes, siente como su corazón deja de latir, cae horrorizado al suelo, todo lo que creía cierto en su vida, se acababa de desmoronar. No me puede estar pasando a mí, ya he sufrido bastante como para soportar esto, Dios ayúdame. Esa maldita voz, ella está muerta no es posible.
A duras penas consigue levantarse, acercándose de nuevo a la puerta. Y ¿si de verdad se trata de ella? se pregunta y ¿sí no estuviese muerta? No, eso es una tontería yo mismo vi su cadáver. Pero necesito comprobarlo, necesito verla.
-Sólo estoy muerta si tú me dejas morir. Nada acaba,  todo se transforma.
La voz cual susurro, procedía del salón.  Se abalanzo hacia allí, a aquel tenebroso lugar de donde manaban sus sueños. Vacío, absolutamente nadie ni nada se hallaba en aquella estancia. Pero, ¿donde estas? no juegues conmigo, por favor. De repente, su pie topó con algo duro,  se agachó nervioso a recogerlo. Se trataba de un libro, parecía muy voluminoso, sacó de su pantalón el móvil y alumbró el objeto. No había fallado en sus suposiciones, era un libro, parecía nuevo,  en la portada podía verse un callejón oscuro iluminado tan sólo por un cartel de neón, que servía para introducir el título de la obra “El primer adiós”.
Debía de estar en las estanterías del salón. Curioso, abrió sus páginas. El tacto de sus dedos con las hojas, provocó una descarga de emociones indescriptibles que recorrieron todo su ser. Perplejo, sabía lo que debía buscar. Tenía la intuición de que estaba ante algo completamente mágico. 
Aquí está, año de edición Marzo de 2014. ¿Cómo puede ser posible?,  queda todavía un año para ello. Está editado con un año de antelación, no puede ser. Temblaba, demasiadas emociones contenidas en un instante.  Rápidamente, comenzó a pasar las páginas que poblaban el extraño libro.  El estilo de escritura era idéntico al suyo, horrorizado empezó a leer. Cuando hubo llegado al primer capítulo, se vio obligado a detener su lectura.  Aparecía su nombre como autor del libro y estaba dedicado a la memoria de su mujer,  “sin la cual, nunca habría podido recuperar su vieja inspiración”.
-No estoy muerta… vivo en ti. Aún me puedes crear,  hazlo.
Quizás se hubiese vuelto completamente loco, o simplemente su amigo Jack Daniel`s le estaba jugando una mala pasada,  pero sentía que lo que había vivido aquella noche, había existido de verdad fuese lo que fuese. Desde entonces, el libro traído del mismo infierno como a él le gustaba llamarlo, se convirtió en su mayor éxito como autor. El no lo escribió, de eso estaba totalmente seguro. 

lunes, 19 de noviembre de 2012

La Notte






Bajo el viento plomizo y zaino, de lluvia violenta y clara, podía verse una lápida. Rodeada de soledad, se encaramaba desafiante al paso del tiempo. De materiales nobles, antaño mostraba orgullo glorioso del difunto, el cruel pasaje hacia lo eterno, abrazado a las raíces de la tierra, hallábase el muerto. Noble o plebleyo, valiente o cobarde, nada revelaba su cadavérico rostro. Sus cuencas vacías, anidadas de ratas estaban y con magnificencia mostraba su enigmática sonrisa. Aún podían imaginarse las lágrimas vertidas, de pesar y alegría que vino a traer la partida. Los rugidos de las campanas rasgaban el viento, ya se lo llevaban, ya se llevaban al muerto. Incienso, podredumbre y miedo conformaban tu silencio, embargándote la noche, la cual a todos nos ha de llegar, con temor partiste dejando todo atrás. Marcha ahora por el más allá, recorriendo la senda de la eternidad.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Eliminación (Pie Forzado).

 Sí, soy un ser despreciable lo reconozco pero no más que todos esos estúpidos que conforman lo que algunos llaman sociedad. ¿Amigos? por supuesto, la enorme colección de libros que poblaba mi estantería abarrotada daba fe de ello, ¿que mejores amigos, puede uno desear?, no lloran, no gritan, no demandan tu atención continuamente y sobretodo, no te traicionan.

Con ellos, pude revivir todas las buenas historias que compartimos juntos como impronta imborrable de nuestra eterna amistad. Cuando compraba un libro, compraba un billete en una máquina del tiempo. Me desdoblaba en el espacio, viajando a la velocidad de la luz yendo de siglo en siglo, de lo pasado a lo que ha de venir. Por ello, siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca. 

Hace años que me aparté de la gente. No soportaba más fingir, así que decidí acabar con mi gran actuación refugiándome en la naturaleza, acabando mis últimos días en una enorme cueva. Una cueva abrupta, con las paredes pintadas de blanco, las cuales destilaban sabiduría y paz. Eliminé todo contacto con el exterior y a pesar de que a veces me tentó la idea de asormarme al mundo, una especie de indómito campo de fuerza me succionaba hacia al suelo impidiendo cualquier tipo de movimiento. Lo difícil no es vivir con las personas, lo difícil es comprenderlas así que no hagáis lo propio conmigo. Otra cosa, sería perder el tiempo.

Misteriosamente, no he muerto todavía. Ellos, me traen la comida y de vez en cuando clavan esos utensilios alargados sobre mí, cuando les cuento mis teorías. Vine voluntariamente, pero he acabado siendo preso de mí mismo. A veces despierto con sus drogas y la cueva se convierte en una celda acolchada. Esos períodos de delirio, son breves. En ocasiones, oigo la palabra loco pero díganme ¿quién de ustedes no lo está?.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Taller de Autor Juana Castro.



 La autora Juana Castro, nació el 20 de Febrero de 1945, en Villanueva de Córdoba provincia de Los Pedroches. Estudió la carrera de Magisterio y con apenas dieciocho años, ya ocupaba una plaza de maestra en el pequeño pueblo de Conquista. Se casó con veintitrés años con Pedro Tebar, teniendo a los veinticuatro a su primera hija (María). Después les siguieron José Miguel y Mari Cruz.

Comienzan dos mujeres sentadas a hablar. Lo consideraría, casi una entrevista. Juana Castro, comienza a contar la historia de una niña, una niña que sin duda conoce muy bien puesto que es la historia de su propia vida. Su narración comienza con la niña escuchando que va a ser enviada a estudiar a un colegio de monjas y poco a poco nos sumerge en los hechos que han marcado su existencia, los cuales yo personalmente destacaría tres; A) La figura de su madre, que le va a servir de acicate y fuente de inspiración durante toda su vida. B) El ámbito rural andaluz en el cual se cría. C) Su encuentro fortuito con él quisco de la Plaza de las Tendillas, en el cual pudo leer un ejemplar de la revista Vindicación Feminista,  conformando así ese sentimiento que siempre había poseído en su interior.

Sin duda alguna, nada más escucharla hablar uno es consciente del poder de transmisión que  posé. Es una poeta, que ha condensado todo su dolor como vía de escape en la actividad literaria, ya que tal y como ella afirma  “La poesía nos puede salvar de ir al psiquiatra”.  Prefiere escribir de noche, aunque ahora mismo ese hábito lo haya cambiado por el peso de la edad. En su proceso de elaboración lírica, va escribiendo sobre la marcha y al día siguiente lee lo que ha escrito,  comprobando si puede obtener algo de lo escrito o descartándolo sin más.

Sinceramente, me encantó este taller de autor. Juana Castro representa para mí lo que debe ser el prototipo de poeta (en este caso poetisa); una persona reivindicativa y luchadora a la par que maltratada por la vida. El poema si no recuerdo mal, titulado “El dolor y las alas” dedicado a su hijo fallecido a los 7 años tras una grave enfermedad, condensa perfectamente el dolor de esa madre, que acaba de perder a su niño. 

Por último me gustaría destacar su capacidad para reinventarse, ya que afirmó que tenía pensado buscar nuevas aventuras por el campo de la narrativa y su consideración de lo que es la biografía de las personas  que “no es solo lo que se vive, si no lo que se lee, se sueña, se piensa”.
Me gustaría compartir su poema titulado “Cáliz” perteneciente a su obra “No Temerás”:

Y ahora soy
tan igual a ti, madre,
que no me reconozco en el cristal
de este retrato tuyo tan presente.
Si supieras que todo
lo que de ti he odiado y maldecía
ahora en mí lo descubro
tan exacto y reciente como el cerco
de una piedra en el agua, repetida.
Vengo a verte de nuevo.
Tócame, pon mis dedos
aquí sobre tus llagas, y ábreme
esta rosa de espinas del costado.
Soy tan tuya que el mar
tu voz copia en mi voz para su canto.
Y me despierto, y en la hora vivo
tu misma inmensa sed, esa que siempre
en tus huesos vacíos
irremediable ardiera.
Yo no soy tu fantasma, quiero
crearte ahora en el filo
de quien te dio mi ser, resucitada.
De muerta a muerta, dime:
¿Quién amamanta a quién, serpiente mía?

sábado, 27 de octubre de 2012

Taller de autor de Marta Leonor González

Marta Leonor González, nacida en Boaco (Nicaragua), es además de poeta, periodista. Fundadora del grupo IMAGEN (Imposible Agrupación de Escritores Nocivos). Así mismo, es fundadora y editora de 400 Elefantes. Comenzó el taller, afirmando que "para ser un poeta, no se necesita nacer". Este es el primer punto de desacuerdo entre la autora y yo. Evidentemente, es necesario grandes dosis de esfuerzo y trabajo para poder llegar a ser un buen poeta, pero sin duda alguna hay algo que diferencia a un individuo que escribe "poesía" con otro que es un "poeta de verdad" y esto simplemente es el talento innato y dicho talento no se consigue con el esfuerzo de cada uno, se tiene o no se tiene, se nace con él o no.

Con posterioridad, procedió a desarrollar diferentes diapositivas de Power Point (la calidad de las mismas las dejaremos a parte) y a visualizar diferentes vídeos de You Tube, sobre poesía, gustándome especialmente el primero de los mismos, que era una recopilación de la definición del género poético por diferentes grandes autores. Pasaré a analizar brevemente, el contenido de su exposición.

Relacionó, las tragedias con la poesía. En parte, lleva razón, sin embargo afirmó que la poesía social es la verdaderamente necesaria, cosa que estoy totalmente en contra. La grandeza de la poesía, es precisamente que no conoce límites. Se expande por cualquier campo del conocimiento humano, por tanto esta grandeza de la poesía, no debería ser recortada en pro de una única temática. Otro tema, sería hablar sobre la conveniencia o no, de la politización de la misma.

En segundo lugar, me resultó bastante chocante, que una persona dedicada a la poesía pueda decir que la poesía es el género más fácil. Sinceramente, entrar a debatir si un género literario es más complicado que otro, me parece totalmente absurdo a la par que innecesario. Ahora bien, como se pide mi opinión, ni mucho menos el género poético, ocuparía el escalafón más bajo, en cuanto a dificultad se refiere.

Realizó diversas recomendaciones, que en mi opinión aunque la mayoría ya conocidas, fueron importantes. Algunas de las mismas serían, la elaboración de un diario, la redacción de una carta para nosotros mismos etc. Todo sirve como material de creatividad, hasta los anuncios de periódico, tal y como afirmó la autora. Algo que en mi opinión, es totalmente cierto.

Hubo un momento un tanto peculiar, cuando nos ordenó levantarnos a todos y exclamar que no teníamos miedo. No negaré, que de repente mi mente se trasladó a una misa evangelista, sin embargo me pareció un momento simpático que rompió con el esquema clásico de exposición.

Como balance general, no me gusto en demasía el taller. No por la organización del mismo, si no ya en el terreno personal por las diferentes afirmaciones de la autora. Su obra así mismo, no me transmite la fuerza de la poesía. A continuación, acabo con un poema de la autora, se titula "No está" y aunque realice una mezcla de términos sin sentido, lo he elegido ya que ha sido capaz de crear una imagen en mi mente cuando lo leía:

Que de mí,
si en mi cama se extiende
enrollada en mi cuello
absorta de delirios
con sus esmeraldas me mira.
No es el ungido escorpión
en el lecho entre horas,
no está. Se retuerce
me ataca con el flagelo
de su cola.
Escamosa va
repta, serpentea
fluctúa en serpentín
y en retroceso arremete
en azotaína con artilugios y añagaza.


Nota: Los escorpiones, no tienen flagelo.


domingo, 21 de octubre de 2012

Imagen.

¿No tienes calor? ¡ehh te lo estoy diciendo a ti maldito subnormal!. Contéstame y dime que hago aquí. ¿Nada? uhmm ya veo por donde vas, eres de los que se cree tan buenos como para no contestar. ¡Deja de mirarme! he dicho que dejes de mirarme o te rompo la cabeza. Así me gusta, mírate con tu estúpida camisa de cuadros, jajaja menudas pintas que tienes. Y esta, ¿quién es? ¿ tu novia? no me mira, sabe lo que le conviene. ¿Y el de aquí? amigo, ¿qué haces con este tipo?, dime dime te escucho, ¿qué no le conoces? jaja me caes bien sí sí. Joder, que habitación más extraña, ¿que les pasa a esas cortinas? son de agua, uaaaaaaaaah tu mudito ¿sabes algo de esto?, ¿qué dices tú simpático? ¿qué no las toque? ¿crees que no puedo? no tienes ni idea, las toco si me da la gana, ¿qué no debo? ¿quién te crees simpático, para decirme lo que no debo hacer? ¿mi padre? ese era un maldito borracho. Cállate, ¡deja de decir tonterías! ¿cómo me va a hacer daño una cortina? argfff ¡mira! las estoy tocando,¿ lo ves?. Menudo coñazo, ¿este sofá es tuyo simpático? va pues me tumbo, así estoy más cómodo. ¿Y estos cojines? pero si son galletas, ahora que lo pienso tengo hambre... ¿otra vez tú simpático? joder cállate ya, ¡las como porque tengo hambre!. Buagg saben fatal, encima se me ha dormido el maldito brazo. Estoy muy cansado, me duermo sí. Tengo frío, me prometí que no volvería de nuevo, pero mi palabra no vale nada, es normal cuando eres adicto a la heroína. Cada chute, puede ser el último. Reconozco que eso me atrajo, esa maldita sensación de estar tan cercano a la muerte, casi de bailar con ella, es más adictiva que cualquier otra mierda. Esas noches de alucinaciones eran frecuentes, siempre acababa en la misma habitación, con los mismos personajes. Sí lo sé, ni la droga me hace imaginativo. Siempre el mismo cuadro, con el taimado mudito, su novia y simpático. Antes, solía analizarme y llegué a la conclusión de que eran mis álter ego, imágenes creadas por mi subconsciente de todas aquellas partes de mi yo que más detestaba. Ahora, asumo mi papel de yonki, nadie se espera que pueda divagar sobre cosas tan trascendentes. He intentado combatir a mis demonios, lo peor de todo es que te conocen y saben tus debilidades mejor que uno mismo, por lo que es imposible vencerlos. Tras cada subidón, venía esa terrible sensación de frío y con él, el maldito mono. Era un frío tenaz, como si estuviese en el jodido Polo Norte. Siempre intentaba apretujarme, abrazándome las rodillas con mis brazos, casi como un estúpido niño que se arrepiente de lo que ha hecho pero que sabe que lo volverá a repetir. Esta vez, estaba muy violento, necesitaba dinero y nadie me lo daba así que lo tomé por mi cuenta. Esa imbécil, era su culpa, todo hubiese salido bien de habérmelo dado. Ahora posiblemente, estuviese muerta. Pero que más da, tengo en mis venas más mierda de la que puedo tragar, pronto seré libre, dicen que todos cuando morimos nos convertimos en ángeles, solo esperaba que volar no fuese tan doloroso como la vida.