domingo, 21 de octubre de 2012

Imagen.

¿No tienes calor? ¡ehh te lo estoy diciendo a ti maldito subnormal!. Contéstame y dime que hago aquí. ¿Nada? uhmm ya veo por donde vas, eres de los que se cree tan buenos como para no contestar. ¡Deja de mirarme! he dicho que dejes de mirarme o te rompo la cabeza. Así me gusta, mírate con tu estúpida camisa de cuadros, jajaja menudas pintas que tienes. Y esta, ¿quién es? ¿ tu novia? no me mira, sabe lo que le conviene. ¿Y el de aquí? amigo, ¿qué haces con este tipo?, dime dime te escucho, ¿qué no le conoces? jaja me caes bien sí sí. Joder, que habitación más extraña, ¿que les pasa a esas cortinas? son de agua, uaaaaaaaaah tu mudito ¿sabes algo de esto?, ¿qué dices tú simpático? ¿qué no las toque? ¿crees que no puedo? no tienes ni idea, las toco si me da la gana, ¿qué no debo? ¿quién te crees simpático, para decirme lo que no debo hacer? ¿mi padre? ese era un maldito borracho. Cállate, ¡deja de decir tonterías! ¿cómo me va a hacer daño una cortina? argfff ¡mira! las estoy tocando,¿ lo ves?. Menudo coñazo, ¿este sofá es tuyo simpático? va pues me tumbo, así estoy más cómodo. ¿Y estos cojines? pero si son galletas, ahora que lo pienso tengo hambre... ¿otra vez tú simpático? joder cállate ya, ¡las como porque tengo hambre!. Buagg saben fatal, encima se me ha dormido el maldito brazo. Estoy muy cansado, me duermo sí. Tengo frío, me prometí que no volvería de nuevo, pero mi palabra no vale nada, es normal cuando eres adicto a la heroína. Cada chute, puede ser el último. Reconozco que eso me atrajo, esa maldita sensación de estar tan cercano a la muerte, casi de bailar con ella, es más adictiva que cualquier otra mierda. Esas noches de alucinaciones eran frecuentes, siempre acababa en la misma habitación, con los mismos personajes. Sí lo sé, ni la droga me hace imaginativo. Siempre el mismo cuadro, con el taimado mudito, su novia y simpático. Antes, solía analizarme y llegué a la conclusión de que eran mis álter ego, imágenes creadas por mi subconsciente de todas aquellas partes de mi yo que más detestaba. Ahora, asumo mi papel de yonki, nadie se espera que pueda divagar sobre cosas tan trascendentes. He intentado combatir a mis demonios, lo peor de todo es que te conocen y saben tus debilidades mejor que uno mismo, por lo que es imposible vencerlos. Tras cada subidón, venía esa terrible sensación de frío y con él, el maldito mono. Era un frío tenaz, como si estuviese en el jodido Polo Norte. Siempre intentaba apretujarme, abrazándome las rodillas con mis brazos, casi como un estúpido niño que se arrepiente de lo que ha hecho pero que sabe que lo volverá a repetir. Esta vez, estaba muy violento, necesitaba dinero y nadie me lo daba así que lo tomé por mi cuenta. Esa imbécil, era su culpa, todo hubiese salido bien de habérmelo dado. Ahora posiblemente, estuviese muerta. Pero que más da, tengo en mis venas más mierda de la que puedo tragar, pronto seré libre, dicen que todos cuando morimos nos convertimos en ángeles, solo esperaba que volar no fuese tan doloroso como la vida.

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